“La obra tiene mucho trabajo de restauración, prácticamente artesanal. El edificio responde a lineamientos de una arquitectura italiana con una forma de construcción mixta, ya que tiene mampostería y también el uso de hierro. Cuando hicimos el proyecto ejecutivo no pensábamos que encontraríamos estructura de valor histórico. Se iba a demoler en gran parte, pero hallamos la perfilería histórica que data del 1900 y no podíamos perderla”, relató Asensio.
Así, con la perspectiva de conservación patrimonial, se delineó una nueva estrategia para abordar el trabajo y mantener la historia del edificio, los techos originales de ladrillo abovedado y la estructura recubierta con mampostería. De los perfiles metálicos encontrados, algunos estaban en buen estado y otros no tanto. Parte de esos perfiles recuperados se destinaron a construir los bancos de la remodelada plaza Libertad, recientemente inaugurada. Del mismo modo, vigas metálicas de 60 centímetros son reutilizadas para construir la barra del restaurante. “El concepto de arquitectura sustentable está de la mano de esas acciones. No tiramos nada de la obra, lo recuperamos y lo ponemos en valor”, explicó el arquitecto.
Con los hallazgos, lo que se había planificado para el Museo pasó a ser un edificio de estilo industrial, quitando los revoques que estaban en mal estado. Ahora, toda la historia de esas paredes quedó a la vista, como una obra artística en sí misma, que está destinada a recibir en su superficie las colecciones de arte más relevantes desde que abra sus puertas en pocos meses.
Un hito
El nuevo museo cuenta con 4.200 metros cuadrados distribuidos en 5 pisos, de los cuales 3 son nuevos, sobre las losas originales. Los materiales en su mayoría son metal, ladrillo y madera.
“Todo lo que se proyectó para esta preservación cumple con normativas internacionales y replica en gran medida los usos de los espacios del Museo Malba, que fue lo que tomamos de referencia para hacer el programa del edificio. Cumple además con altas condiciones de seguridad y se incorporaron dos ascensores, para acceder a los 5 pisos; además de un montacargas especial con capacidad de elevar hasta 5 mil kilos, al cual se va a poder ingresar con camión directamente desde el Pasaje Agustín González, para poder trasladar con versatilidad obras de gran porte”, enumeró Asensio.
Unos 1300 metros cuadrados del edificio serán destinados a uso de salas. “Los museos no suelen tener tanto espacio para albergar las obras. Todo ese espacio, con paredes muy altas (algunas de 5 metros), va a permitir recibir muestras itinerantes de relevancia, así como exhibir obras permanentes”, explicó el arquitecto respecto de la perspectiva cultural para el cual va a ser destinado el edificio. “Tiene todas las características necesarias para acompañar la llegada de colecciones de grandes museos de la Argentina”, señaló.
Las autoridades podrán tomar sus funciones en el edificio a partir del 31 de julio, fecha en que además podrán entregarse las instalaciones a quienes concesionen el servicio del restaurante del cuarto piso y del bar, ubicado en planta baja de cara a la plaza Vera. El edificio tendrá también un auditorio con capacidad para 100 personas con sala acustizada.
“Hacer un museo es algo raro”, evaluó el arquitecto, respecto del hecho de que una administración provincial destine fondos específicos para construir un museo nuevo.
“Por eso es una gran obra, que deja un precedente, marca una huella”, sostuvo. “Ojalá podamos respetar y valorar esta obra que estamos terminando, va a ser el elemento cultural más importante de los últimos años en la ciudad de Corrientes”, destacó Asensio al final.
Por el momento, el Museo ya puede verse desde el exterior, pero también a través de sus redes sociales, que comenzó a sumar sus primeros seguidores en estos días:
https://www.facebook.com/museodeartecontemporaneocorrientes/
https://www.instagram.com/maccorrientes
https://x.com/mac_corrientes