Dialogar con Ofelia Leiva es un placer para el alma, su bondad, su risa, sus anécdotas y su fuerza para vivir contagian. Vive en Bernal, Partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, en la casa que compraron con Rosendo Arias en abril del año 1983, quién fuera su gran amor, padre de sus hijos/as y compañero musical, con quién formo una familia y el reconocido dúo litoraleño Rosendo y Ofelia.
“Nací por casualidad en la paternal en el Hospital Alvear de Capital Federal. Pero me crie toda la vida en Corrientes” nos cuenta. Con una trayectoria musical de más de 50 años con el canto, Ofelia hace un recuento de sus comienzos cantando chamamé, de su primer viaje a Cosquín con la Delegación de Corrientes y por supuesto de su encuentro con Rosendo Arias.
Agradecida a la vida por volver a cantar en la Fiesta Nacional del Chamamé, donde es aclamada y el público colma las gradas solo para verla a ella. Además este año recibió de la Comisión del Festival Nacional de Folklore de Cosquín el Premio Camín de Oro, un merecido reconocimiento a su trayectoria y trabajo con nuestra música.
Con el Dúo Rosendo y Ofelia han grabado más de 15 discos, siendo su primer material Tu pañuelo del año 1974.
Amante del chamamé, recuerda con emoción a su marido Rosendo, quien falleció sorpresivamente a los 60 años, un 30 de abril de 2007, sus cenizas descansan en el Río Paraná. Manteniendo su sentido del humor, a pesar de las dificultades físicas, nos cuenta evocando una sonrisa, que su hijo Ariel (músico bajista) le dice cada cumpleaños “contra todos los pronósticos mamá: feliz cumpleaños”.
El tema que más le piden es Cielo de Mantilla, en toda nota se lo hacen cantar a capella o en los Festivales es un pedido infaltable, en YouTube (actuación del 2016) el tema tiene 40.000 reproducciones. Y la presentación completa del Festival Nacional del Chamamé de 2016 tiene más 66.000 visualizaciones, todo un furor. Aclamada por el público, recordada, vigente, contenta con la vida a pesar de todo, nos narra su historia y actualidad. Bienvenidos a este viaje al chamamé.
– ¿Cómo fueron tus comienzos con la música?
– Yo comencé a cantar a los 8 años en las fiestas escolares, fechas patrias, era la figurita repetida, tocaba la guitarra, mi papá me encargó una guitarra a una fábrica Pando. Ya en tercer grado iba con mi guitarra a la casa de una maestra a tres cuadras de mi hogar a ensayar para los actos. Desde ahí empecé y nunca dejé el canto. En la década del 60 que entró tan fuerte el folklore yo cantaba zambas, tonadas cuyanas y otros ritmos, pero siempre me gustó el chamamé. Desde los trece años ya andaba cantando en parrillas. A los catorce cante en LT7 Radio Provincia de Corrientes, se cantaba con público. Ahí compartí con Verón Palacios y otros grandes del Chamame. También inauguré el Canal 13 de Corrientes.
– ¿Cuándo fue tu primer viaje a Cosquín?
– Una vez me vienen a convocar a la delegación el Festival de Santo Tome, Corrientes, que ahí se formaba la Delegación para ir a Cosquín, en el año 1967. Gané como solista femenino y simultáneamente también triunfé en el Festival del Litoral de Posadas, me quede en Corrientes y el premio en Posadas me lo recibió el escritor correntino Franklin Rubeda y me llevó a mi casa el premio. Las delegaciones antes eran muy formadas, por solistas instrumentales, cantantes, danza, conjuntos vocales, de toda la provincia. En enero del 68 fuimos a Cosquín a competir junto a 18 provincias. Paralelamente competían también los artistas que ya venían con una carrera. En ese tiempo el verdadero jurado era el público. Ahí lo veo salir revelación a Rosendo, la gente lo eligió. Y ese año me contrata el sello Odeón y grabo mi primer disco de chamamé en Buenos Aires con temas de Salvador Miqueri, Osvaldo Sosa Cordero.
– ¿Cómo fue el encuentro con Rosendo Arias?
– Un día estoy grabando en Odeón, preparando un larga duración en vinilo. De golpe entra a la oficina un morochito que yo había visto en Cosquín, que andaba bien vendiendo discos, se presenta: «mucho gusto, mi nombre es Rosendo». Le digo que nos vimos en Cosquín, él me dice que conoció al Conjunto Los Cambá, quienes eran grandes amigos míos (donde cantaba Francisco «Pancho» Sá, jugador de Independiente y Boca). Rosendo me dice «ellos cantan un tema tan lindo que los escuche en una sala de ensayo», «yo también canto ese tema», le dije. Para amarnos era la canción, enseguida me hace la segunda voz, los de la Oficina donde estaba el representante de él, nos dicen que lindo que suena ese dúo. Podríamos hacer un disco, nos aseveran. De ahí cada uno se fue y quedó como un simple encuentro. Él cantaba en Sábados Circulares de Pipo Mancera. Pasó el tiempo y volví a grabar a Buenos Aires. Y me lo encuentro, me acompañó a tomar el tren. Charlamos. Me invita a una peña para cantar un sábado. Un día me fui con una familia de Devoto. Para el tercer sábado ya estaba de novia con Rosendo (risas). Estuvimos 39 años casados. 4 hijos y 7 nietos. Fuimos grandes compañeros.
Rosendo y Ofelia
– Después graban su primer disco Tu pañuelo…
– Un día me dice «yo no quiero cantar más solo»; «pero vos tenés una carrera», le dije yo. Él quería formar el dúo, me invitaba en sus presentaciones. En todas las giras íbamos juntos. Hasta que un día, con mi hijo Ariel recién nacido, le mostramos al representante Ángel Bello como sonaba el dúo, le gustó, «me interesa -dijo- vamos a hacer un disco» y ahí comenzó la historia, grabamos el disco Tu pañuelo con música litoraleña. Rosendo solo quería grabar la música de Corrientes o la música de Cuyo. Él amaba el chamamé a pesar de haber nacido en General Dehesa (Córdoba), conocía a Isaco Abitbol, Roberto Galarza, Transito Cocomarola, Lorman, Montiel, Blas Riera, de los festivales. Era una época que la música del litoral andaba muy bien, a él le producía una pasión interior, dejó su carrera solista, «el chamame vale la pena», me dijo. Esa frase después la escribí en un compilado por que para mí es inmortal. El chámame es nostalgia pura, te invade el pecho y te explota.
– Rosendo se comprometió fuertemente con la música de Corrientes.
– Sí. Era tanto el amor de Rosendo por el chamamé que un día me dice que quería ir a vivir a Corrientes. Estuvimos 5 años. Iba a pescar a la isla, de campamento, se hizo amigos de los pescadores, de los isleños, quería conocer su gente, sus costumbres. Se dio cuenta que los isleños escuchaban solo el programa de chamamé con la radio para no gastar sus pilas. «Jamás traicionaré el sentimiento del correntino», me dijo al conocer al pueblo correntino. De ahí grabamos siempre chamamé. En el Certamen de la Nueva Canción Correntina grabamos Pueblero de Allá ite, es la primer grabación, antes que Pocho Roch. Él nos había pedido que la presentemos. Fue una grabación con orquesta, inolvidable, por el maestro Carlos García. Es una versión muy recordada.
– El chamamé Cielo de Mantilla no puede faltar en un recital suyo.
– Es el tema más reconocido de mi repertorio. Teresa Parodi nos convoca y nos dice que lo anotó en la Canción Nueva Correntina del año 1988, quiero que la canten. Ella en Barrio Norte nos canta el tema. Teresa nos dijo que la música no le gustaba y le pidió a Mateo Villalba que le ponga música, lo que demuestra la grandeza de Teresa, el desprendimiento de ella. No hay lugar que no me pidan el tema Cielo de Mantilla. En todas las notas en vivo me piden que cante un poco ese tema, en los Festivales me lo piden siempre. Así fue creciendo el dúo, fuimos grandes trabajadores del arte, salimos de la Provincia, recorrimos el país para llevar el chamaé a todos lados. Hicimos 20 Cosquines, 20 Baraderos, etc.
– Este año recibió del Festival de Folklore de Cosquín el premio Camín.
– Me dieron el Camín Cosquín de Oro. Hace 20 años que no voy a Cosquín por decisión propia. Me llamaron el año pasado: «sabemos que Ud. no quiso venir más por decisión propia, lo cual respetamos», dijeron. Me pidieron disculpas por las Comisiones del pasado. Primero se comunicaron con el Director de la Fiesta Nacional del Chamamé. A mí lo que me dolía era que se perdió el respeto a la trayectoria y al trabajo, y el litoral perdía espacio en el escenario, o te ponían en cualquier horario. Yo les dije «si no respetan más el chamamé, yo no voy». El último año que estuvimos en Cosquín fue en año 2000. Después se revirtió eso. Me dieron el galardón mayor del Festival, el Intendente me pidió que quiere escuchar Cielo de Mantilla en el Festival, lo cante en la TV Publica en vivo. Siempre fui fiel a mis convicciones, a mi cultura, a la música de mi provincia.
– Me imagino cuánto habrá costado volver a los escenarios después de la muerte de Rosendo.
– A los 25 días de fallecido Rosendo cumplí igual un contrato de un Festival, donde canté sola, acompañada por mi hijo y el grupo. Los amigos de mis hijas y míos nos acompañaron en caravana, fue muy emocionante, fueron a hacerme el aguante. En el año 2007 me convocaron del Instituto de Cultura de Corrientes, para tocar en el Teatro Vera, Bella Vista y Teatro Cervantes de Mercedes, fue un renacer, una caricia al alma. La gente y la juventud me abrazó. Todos mis seguidores son muchachada joven.
– Sos muy reconocida y querida en la Fiesta Nacional del Chamamé, ¿cómo viviste estos últimos años en ese escenario?
– En el 2016 decido despedirme del Festival de Chamamé y de los escenarios. Antes que el escenario me despida a mi yo me voy a despedir de él, dije. Yo estaba muy enferma. Tuve cáncer, dos infartos, hipertensa, diabética, enfermedad ósea degenerativa. Me dijo Eduardo Sívori: «te vas a mejorar, un día vas a sentir internamente y emocionalmente la necesidad de volver a un escenario y ahí es cuando quiero que me avises». Y efectivamente me pasó, hice tratamientos médicos y mejoré. Entonces lo llamé y le dije necesito volver a Corrientes, al frente de mi gente. En la despedida fue impresionante, emotiva, había un cartel muy gracioso que decía «que se vaya mi mujer pero vos no, Ofelia» (risas), siempre lo recuerdo. Cuándo regresé fue una fiesta, escuché el día previo en la radio que las localidades estaban agotadas y me dio una emoción terrible, no se olvidaron de mí. Cuando bajé de cantar, me tomé de 3 a 4 horas para atender a todos los que fueron para saludarme y sacar fotos, yo siempre fui coherente con mi público. Hice el cierre de la Fiesta del Chamamé, canté una hora, no me dejaban ir, la gente me aplaudía de pie. Después estuve hasta las 4:30 saludando gente, sobre todo juventud.
– ¿Te sentís reconocida en tu carrera artística por el pueblo argentino?
– Me siento absolutamente reconocida por la Argentina, y la música nacional. Más de lo que yo me imaginaba. Con mis discos, y en YouTube, hay mucha gente que me escucha. Me llaman de notas de todo el país. La música es sanadora. Vivo con una sonrisa. A mí arriba del escenario no me pasa nada, como que no me duele nada, soy la persona más sana, se me llena el corazón, es una sensación mágica. Mi médico me pidió: «no dejes nunca de cantar».
Por Marcelo «Bochi» Muiños